Hay catástrofes colectivas e individuales . Cuando son individuales ,el sujeto que vive el dolor está casi abandonado. Si ha sido un buen ser humano con los cercanos con los que le ha correspondido alguna interacción social,seguro recibirá el apoyo de sus familiares más cercanos. Componerse después de su terremoto personal le va a costar toda la fuerza de su espíritu y una tremenda cuota de esperanza y amor por la vida.Si es afortunado,la derrota le va a permitir comprender de otro modo el existir y el porqué es,el que es. Revisando su dolor y sus errores,mientras recoge los escombros del derrumbe material o moral de su vida intentará encontrar un nuevo horizonte y un espacio para levantar lo que le pueda cobijar el resto del tiempo que aún le corresponde.
Cuando la catástrofe es colectiva ,cuando la naturaleza nos hace caer a todos de rodillas ,cuando nos prueba sin distinción lógica que pagan justos e injustos,pobres,ricos,feos ,bonitos etc.Todos horrorizados por el miedo sentimos nuestra tremenda fragilidad y esta expresión se repite en el relato inmediato de todos. Gracias a Dios ,que estamos vivos. Luego aflora en algunos, el heroismo,la compasión ,la solidaridad y el sentimiento de compartir. En otros, afotunadamente en los menos, el egoismo,el vandalismo,la explotación del dolor y la necesidad ,la especulación ,el deseo nefasto de sacar ventaja de la desgracia.
Esta es la peor de las catástrofes y nos obliga a preguntarnos lo que hicimos mal ,para crear esos sentimientos en nuestros propios hermanos de especie.
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